Infantil

Generalmente, los niños son muy activos y no asombra que estén siempre moviéndose, con ganas de hablar, de jugar…, solemos decir que “no están un momentos quietos” y entendemos que es algo normal a su edad. Pero si esta actividad es excesiva, puede suceder todo lo contrario: puede deberse a un trastorno de hiperactividad infantil. En la actualidad, se le denomina trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) aunque también existen tipos de trastornos de atención sin que se evidencie un exceso de actividad (trastorno por déficit de atención o TDA).

La hiperactividad infantil es un trastorno que afecta negativamente al desarrollo emocional, al aprendizaje y a la adaptación social de los niños y para el que existen tratamientos eficaces. Los niños hiperactivos son niños con una intensa actividad motora, que se mueven continuamente de un lado a otro, sin que ésta actividad tenga un objetivo concreto. Cuando comienzan una tarea, enseguida se cansan y la abandonan para comenzar otra distinta que tampoco acaban. Su dificultad para mantener la atención puesta en algo conlleva problemas escolares aunque tengan un cociente intelectual normal. Son niños impulsivos, desobedientes y obstinados que no hacen lo que los padres y profesores les dicen e incluso hacen lo contrario. Todo esto, unido a una gran facilidad para tener cambios bruscos e intensos en su estado de ánimo, llegando en ocasiones a realizar agresiones en forma de golpes, hace que se vivan fuertes tensiones en casa o en el colegio.

El diagnóstico riguroso es esencial ya que pueden darse alteraciones orgánicas asociadas. En general, es mejor el tratamiento combinado con medicación y psicoterapia, por lo que, fundamentalmente, el tratamiento se orienta en una vertiente farmacológica – que debe realizar un neurólogo o psiquiatra – y en otra psicopedagógica. Es evidente que la medicación por sí sola no puede resolver las dudas y las preocupaciones de los padres sobre el modo de cambiar el comportamiento de sus hijos, cómo actuar cuando no obedecen o qué hacer si suspenden y los profesores les dicen que son unos «vagos».

La vertiente psicopedagógica aborda tres grandes frentes – familia, escuela y terapeuta – que deben estar perfectamente coordinadas para poder trabajar sobre las diferentes áreas y conductas del niño. El trabajo con el psicólogo en consulta está destinado a mejorar el ambiente familiar y escolar y a favorecer la integración del niño en todos los ámbitos. Fundamentalmente, el psicólogo trabajará los siguientes aspectos:

CON LOS PADRES:
Orientar a los padres acerca del trastorno que padece su hijo.
Dar a los padres pautas de conducta y actuación con su hijo.

CON EL NIÑO:
Enseñarle a resolver problemas.
Enseñarle habilidades sociales que le ayuden a mejorar sus relaciones con los demás.

Enseñarle técnicas de relajación.

Reeducar las dificultades de aprendizaje asociadas al trastorno de hiperactividad, como pueden ser problemas en la lectura y en la escritura, etc.

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